domingo, 18 de octubre de 2009

SÓLO UNA MUJER

Este poema debería ser una fuente de inspiración (o revelación) para todos los hombres que desean honrar a las mujeres que aman.

Tan a menudo caemos en el afán de posesión, tan necio y brutal es el corazón del hombre, que las delicadezas que la mujer nos otorga pasan como lágrimas en la oscuridad.

Deberemos comprender que el amor es una elección cotidiana, y que no hay condiciones ni títulos que la encierren. La mujer no es novia, ni esposa, ni amante, ni amiga. Es todas esas cosas, y mucho más que la suma de sus partes.

Nuestra aguda poetisa inglesa, Dinah Craik, nos ha dejado una ventana entreabierta al corazón de una mujer. Todo parece indicar que nos relata sobre la infidelidad de su esposo, pero detrás de esta interpretación simple subyace otra, acaso menos traducible en palabras, pero mucho más profunda y dolorosa.

Existe una infidelidad más atroz que la realizada con un tercero. La peor de las infidelidades es la traición sin objeto. Es dar por sentado que el amor está garantizado por un anillo o una promesa.

Cuando una mujer se enamora permanece en ese sentimiento, mientras su ser evoluciona. Nosotros, o algunos de nosotros, hombres canallescos y cretinos, vamos mutando la manera en que las amamos. Las palabras dulces son menos frecuentes, las caricias más breves, los besos se tornan fríos, distantes. Es entonces que ya no estamos con la misma mujer. La hemos transformado en un objeto. Así hemos quebrado la esencia de una dama: por un lado está la mujer real (la misma que era cuando nos conoció), y por otro está la que ya no besamos con la misma pasión.

Si estás enamorado, intenta no ser infiel con el don que ella te ha otorgado. Que las palabras de ternura nunca se vuelvan frías en tu boca. Decir Te Amo nunca está de más, callarlo es privarse de un placer infinito.

Si logramos esto, ellas seguirán siendo Una.

Sólo una Mujer
Only a woman, Dinah Maria Mulock Craik. (Miss Mulock) 1826 – 1887

La verdad fue dicha. La tomé como una pequeña sierpe,
No me matará. Mi corazón no se romperá,
Aunque más no sea por el cariño de los que me rodean.

Por él también, en cierta manera. Deja que no sea culpado;
Tampoco digamos que me ha dado un honor manchado,
Excepto (Apenas merece ser nombrado) su corazón.

Se ha ido. La muerte corrupta podría ser
Fácilmente vencida, respirando.
Entonces todo su ser hasta mí volvería.

Jamás lo he visto en los cortejos deportivos,
Ni lo he cortejado como las inocentes doncellas,
No me importó cuándo caería el precio de la dicha.

Sólo lo amé (cualquier mujer lo haría),
Callé mi amor hasta que él lo reclamó,
Luego fluí como un torrente por su vida seca.

Fui tan feliz que haría de él una santa bendición,
Tan feliz de que haya sido el primero y el mejor,
Así como lo fui yo: ambos presas, ambos cazados.

¡Ah, si sólo hubiese sido real!
Si por un sólo año, un mes, o dos,
Me hubiese dado amor por amor.

O si me hubiese confesado: la muerte es un hecho;
Si abatido hubiese depositado el trono de su corazón.
¡Pobre sustituto! Pues su reina se había ido.

O si hubiese suspirado, cuando sus besos duces
Agitaban mis labios en cálidas caricias,
Que él besaba a otra dama como esta, menos amargo sería.

A veces sé que podría lamentar
El engaño, como los niños al soñar,
Pero mi angustia es demasiado seca para llorar.

Entonces levanté mi hogar en una tierra extraña;
Burlada por un corazón atrapado en la duda,
Una esencia que parecía firme, sin embargo tan solitaria.

Y cuando aquel corazón comenzó a helarse (helado permanece),
Yo, ignorante, me afané en todas las artes de la mujer,
Culpando a mi estúpido dolor; me volqué a todo por él.

Estaba destinado a ser:
El trazo pleno de la agonía fue construido,
Y el cáliz amargo de Tántalo me fue servido.

Otra vez digo: Él me dio todo lo que reclamé,
Y mis niños jamás deberán avergonzarse,
Él es un hombre justo, y vivirá sin culpas.

¡Oh, Dios, Dios! Ruego por pan y recibo piedras,
Diariamente descansa mi cabeza
Sobre un pecho donde un viejo amor ha muerto.

¿Muerto? ¡Tonta, si nunca has vivido!
Sólo has vaciado las horas como un cadáver frío.
Tampoco has escuchado en la tumba el cuerpo caído.

Él mantendrá a su otra dama lejos,
No se si su rostro es brutal o bello,
Sólo sé que era su deleite.

Por lo tanto, mi canto comienza a terminar.
No pienso en las risas o el insulto del mundo.
En este tormento no se oye el consuelo de los amigos,
Ni la ciega burla de los enemigos.

Nadie sabe. Nadie escucha.
Conservo algo de mi orgullo,
El suficiente como para levantarme como esposa,
Sonreír ante él como cuando era su novia estúpida.

Feliz, mientras los solemnes años pasan de largo,
Él pensará con un suspiro, mirando hacia el pasado,
Que la otra mujer era la sombra de la que está a su lado.

Dinah Maria Craik

6 Comentarios:

satanismocristina dijo...

Preciosa entrada, me ha llegado profundamente la lectura de tu entrada, te felicito por ello, te sigo el blog , espero verte por el mio, saludos

Arwen dijo...

Me ha encantado la entrada y es verdad es muchisimo peor esa infidelidad incluso cruel diria yo...besitos cielo

Maria de los A. dijo...

(suspiro).. insesantes desdichas.. bueh .. excelente por diana maria.. :) †

Gittana dijo...

AINS!!!! QUE TRISTE... TENER QUE CALLAR Y SEGUIR COMO SI NAA PASARA...

HERMOSO POST!

martha dijo...

Cuando nuestros sentimientos son puros y emanan de nuestros corazones nuestro entorno conspira para que la magia se materialice.. Me gusta mucho tu blog, espero seguirte

martha dijo...

Me gusta mucho tu blog espero seguir con tigo.sigue escribiendo asi, para mi es muy interesante todo lo que escribes y el tiempo que le dedicas a cada una de ellas me encanta la pasion que emana de tu interior..

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