domingo, 30 de mayo de 2010

LA DONCELLA DE ORLÉANS

La doncella de Orléans es nada menos que Juana de Arco (alias la Señora del bosque, Das Mädchen aus Domrémy, La Pucelle, y un largo etcétera).

La tragedia de Friedrich Schiller fue escrita en 1801, y hoy la recordamos el aniversario de la muerte de Juana de Arco. Habrá que decir que Juana fue sentenciada a la hoguera en Ruan, tras una escandalosa traición de los borgoñones quienes la entregaron a los ingleses. El duque de Bedford la condenó como hereje; y el fuego acabó con ella en 1431.

Un cuarto de siglo después de aquel proceso infame, Carlos VII presionó sobre la iglesia para que revise sus actas y los documentos inquisitoriales. En 1456 se declaró que las pruebas que la condenaron eran falsas. Finalmente la inocencia de Juana de Arco fue reconocida. Ya en el siglo XX, en 1909 para ser más precisos, Juana de Arco fue beatificada, y en 1920 fue definitivamente santificada, convirtiendo a la Dama de Domrémy como la santa patrona de Francia.

Semejante personaje no podía pasar inadvertido para la literatura; incluso su nombre, Juana de Arco, es casi una creación literaria. Ella escribía su nombre con un simple Jehannette; el apellido de su padre era Darc; y un poeta de 1576, no sabemos si intencionalmente o producto del azar; deslizó un apóstrofe, inmortalizando el d'Arc, de Arco.

Hoy 30 de mayo se recuerda la muerte de Juana de Arco, tanto de la heroína real como de la mística dama de los bosques franceses. Ambas son inseparables, ambas pertenecen al mito tanto como a la historia. Y si la Juana de Arco que azotó a los ingleses en Orléans merece su recuerdo; aquella que de niña era visitada por los ángeles y espíritus, asistiendo temblorosa a los funerales de las hadas, merece también una pequeña evocación de nuestra parte.
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