lunes, 21 de septiembre de 2009

CANTO GREGORIANO

El origen de la antigua música eclesiástica, con carácter de monodia, cantada en la liturgia del Rito Romano bajo el nombre de Canto Gregoriano, se remonta a un pasado lejano. El nombre tradicional se deriva de el del Papa Gregorio el Grande (hacia el año 600). Gregorio I, fue Doctor de la Iglesia. Cursó leyes y hacia el año 570 obtuvo el cargo de praefectus urbis. Se retiró después a su propia casa, la cual convirtió en cenobio. En el año 578 se ordenó sacerdote y en el 590 fue elegido Papa; tuvo que hacer frente a una gran crisis por haber fracasado la restauración de Justiniano. Fue el primer pontífice que con su revisión pastoral y su reforma se abrió al mundo germánico. Debido a un dato aportado por su biógrafo, se admitió más tarde y de manera generalizada, que este Papa no sólo había pulido y arreglado el repertorio musical de la antigua música eclesiástica, sino que incluso fue él mismo autor, bien en parte o bien totalmente, de numerosas melodías. Fueron sus obras: pastorales, Regula pastoralis; hagiográficas, Libri quattuor dialogorum; y homilíticas Homiliae 22 in Ezech, y Homiliae 40 in Evang. En su iconografía se le representa frecuentemente escribiendo bajo el dictado e inspiración del Espíritu Santo, que aparece simbólicamente en forma de paloma situada cerca de su oído.


Sin embargo, el Canto Gregoriano que en la actualidad podemos encontrar recopilado en varios volúmenes y formando un todo unitario, no es obra de un solo hombre ni siquiera de una sola generación. El conocimiento que poseemos de la historia y del origen de las melodías eclesiásticas está lejos de ser profundo ya que apenas han llegado hasta nosotros algunos pocos manuscritos anteriores al siglo IX. Afortunadamente, el estudio comparado de los viejos textos y de las formas litúrgicas ha arrojado nueva luz sobre este tema. Los graduales y las antífonas actuales contienen todos los cantos correspondientes al año eclesiástico, pero el orden en el que se nos presentan, no nos indica de qué períodos proceden las diferentes melodías ni tampoco a qué cambios han estado sometidos y cómo se han producido en el transcurso de los siglos.


El cristianismo no rompió nunca con las formas culturales que ya existían en el momento de su aparición. Lo que hizo fue retomarlas y, solamente en caso de necesidad, adaptarlas para su propio empleo. El lenguaje y el arte del medio cultural se pusieron al servicio de la propagación del nuevo mensaje religioso. De este modo, los primeros cristianos utilizaron, sin duda, las melodías que previamente conocían.


En Jerusalén y sus alrededores, donde se sitúa la zona en la que surgieron los primeros cristianos organizados, existían dos culturas, una al lado de otra, y también entremezcladas: la cultura tradicional puramente judía que tenía expresión en el templo y en los servicios de las sinagogas y la cultura de la civilización helenística que había surgido en los últimos siglos antes de Jesucristo y que se extendía por los países de la cuenca del Mediterráneo (desde Alejandría en Egipto, hasta Roma). Esta cultura creó un lenguaje común, el llamado griego helenístico, y en ella se fundieron otras varias culturas propias de los diferentes pueblos que formaban parte de este mundo tan amplio y variado. La liturgia de Roma -que se celebraba, en principio, en lengua griega y a partir del siglo IV ya en latín-, empleaba palabras de origen hebreo procedentes de la época anterior a Cristo, como "Hosanna", "Aleluya", "Amén", y también palabras griegas como "Kyrie eleisson" y "Agios" o Theos".


La música primitiva proviene, esencialmente, de las sinagogas judías. Carecemos de datos acerca de la antigua música helenística para poder constatar sus huellas o su influencia sobre la música cristiana. En la liturgia cristiana podemos detectar, por el contrario, el claro influjo de la liturgia judía, como, por ejemplo, la plegaria que se entona cuando se enciende la lámpara a la caída de la tarde (Vísperas) "Deus in adjutorium meum intende. Domine ad adjuvandum me festina", o la santificación de las horas en los oficios (Primas, Tercias, Sextas y Nonas). Desde la salida hasta la puesta del sol, los antiguos cristianos dividían el día en doce horas.


La alternancia de la lectura de los textos de la Sagrada Escritura y de los cantos se ha conservado a través de los siglos, al igual que persona de mayor rango entre las presentes dirija los rezos y que el diálogo establecido entre este "presbyteros" (sacerdote) y el pueblo (congregación), sea contestado por éstos últimos, siempre sobre sencillos motivos. El cantante solista mantuvo su importancia entre los primeros cristianos. En Occidente, su papel fue poco a poco siendo asumido por la "schola" (un pequeño grupo de cantores elegidos), y aquí reside la razón de la paulatina decadencia y posterior abandono de la florida ornamentación original de la melodía ( trinos, etc).
Debido a su origen en las sinagogas, el Canto Gregoriano fue, en su principio, exclusivamente vocal. Los etíopes y los coptos todavía utilizaban los antiguos instrumentos de percusión tal y como se menciona en los salmos y que en los cultos de la antigüedad tan sólo eran utilizados en el templo de Jesuralén. Habría de transcurrir mucho tiempo antes de que el órgano hiciese su aparición en las iglesias occidentales; en Oriente, por el contrario, este instrumento se empleó en las festividades profanas.


Durante los siglos que siguieron, el órgano encontró su verdadero lugar en los templos, acompañando, incluso, a la música Gregoriana que, en principio era, como antes apuntamos, únicamente de carácter vocal. Para unos, el verdadero Canto Gregoriano debe conservar esta forma desnuda de interpretación vocal sin acompañamiento, mientras que otros afirman que es conveniente el órgano y no desean ser privados de un acompañamiento que se les ha hecho tan familiar.


En Occidente surgieron dos nuevos factores que determinaron poderosamente el curso de la música religiosa. Uno de ellos fue la oposición de la Iglesia Romana al excesivo empleo en las funciones litúrgicas de los himnos; el otro fue el cambio que sufrió la lengua de la liturgia con el paso del griego al latín, lo cual supuso que a partir del siglo IV hubiese que re-traducir los salmos a prosa latina. A partir de estos momentos, al mantener la línea melódica solista con carácter improvisatorio, que con frecuencia hacía uso de temas tradicionales, es posible encontrar de nuevo la expresión libre de los sentimientos descritos en los textos de los salmos, sentimientos de alegría, de serenidad, de arrepentimiento y de paz, de odio y de amor, es decir, todos aquellos sentimientos en los que los salmos son tan abundantes. Es aquí donde encontramos el verdadero fondo de la riqueza antifonal del repertorio que pertenece al Canto Gregoriano, muy en particular los cantos que acompañan ciertas partes de la celebración eucarística (misa): el Introito, el Ofertorio y la Comunión.


El Canto
Gregoriano constituye una auténtica fuente de inspiración para el libre desarrollo de la melodía y la expresión emocional de la música occidental.

martes, 1 de septiembre de 2009

BRUJERIA

No es sencillo dinstinguir claramente entre magia y brujería. Ambas tienen que ver con la producción de efectos más allá de los poderes naturales del hombre por medios diferentes al Divino. Pero la brujería, como normalmente se cree, tiene que ver con la idea de un “pacto diabólico” o de una “petición por intercesión” a los espíritus del mal. En estos casos, esta ayuda sobrenatural normalmente se invoca, ya sea para concebir la muerte de algún persona repugnante, ya sea para despertar la pasión de amor en aquellos que son objeto de deseo, ya sea para llamar a los muertos o para hacer caer una calamidad o impotencia sobre enemigos, rivales u opresores. Estos han sido algunos de los propósitos principales a los que le ha servido la brujería durante casi todos los periodos de la historia del hombre.

Según la creencia tradicional (no solamente de la Edad del Oscurantismo sino de la Pos-reforma), los brujos y brujas adictos a tales prácticas hicieron un pacto con Satanás, rechazando bajo juramento a Cristo y los Sacramentos, respetando “el aquelarre de las brujas” – llevando a cabo ritos infernales que frecuentemente tomaban la forma de parodia de la misa o de los oficios de la iglesia – y honrando al Príncipe de la Oscuridad a cambio de poderes sobrenaturales como: volar por los aires en una escoba, asumir diferentes formas a voluntad o atormentar a víctimas, mientras un diablillo o “espíritu familiar” – capaz de llevar a cabo cualquier servicio que pudiera ser necesitado a fin de promover sus nefastos propósitos – quedaba a su entera disposición.

La creencia en la brujería y su práctica parece haber existido entre todos los pueblos primitivos. En el Egipto Antíguo y en Babilonia jugó una parte conspícua, como aparece plenamente demostrado en documentos. Basta con citar una breve sección recientemente recuperada del Código de Hammurabi (aprox. 2000 a.C.). Ahí se prescribe que si un hombre ha hecho una denuncia por brujería y no la ha justificado, aquél sobre quien pese la denuncia habrá de ir al río sagrado a aventarse en él. Si el río lo/la supera, aquél que lo/la haya acusado podrá quedarse con su casa.
T
Su reflejo en la literatura infantil
T
La bruja tiene un papel esencial en los cuentos infantiles, como los recopilados por los Hermanos Grimm, en donde es el personaje malvado arquetípico. Las brujas de cuento más famosas son:
  • la madrastra de Blancanieves, que intenta asesinar a ésta con una manzana envenenada
  • la bruja de La Sirenita (el relato de Hans Christian Andersen), que realiza un pacto por el cual le dota de unas piernas a cambio de su voz
  • La bruja malvada de La bella durmiente, capaz de convertirse en dragón
  • La bruja de la casita de chocolate de Hansel y Gretel
  • La Baba Yaga del folclore ruso, reflejada en el relato homónimo de Aleksandr Nikolaievich Afanasiev, una vieja bruja que habita en una casa mágica que es capaz de caminar sobre patas de ave
  • En la reciente literatura norteamericana también se recoge el mito de la bruja, pero ya no tienen por qué ser malvadas. Así, en El Mago de Oz aparecen dos brujas malvadas y dos bondadosas.
Brujería en la cultura popular
T
En la mayoría de las series de televisión que tratan el tema de la Brujeria, las brujas son presentadas como hermosas, buenas y heroínas. Una de las primeras series televisivas en tocar el tema fue Hechizada, con Elizabeth Montgomery, seguida de series como La peor bruja, Sabrina, la bruja adolescente, Buffy la cazavampiros, Charmed y la británica Hex.

La buena imagen de las brujas también apareció en los comics, una de las más conocidas es Wendy, la brujita buena, quién apareció en los comics de Gasparín. Las brujas buenas también aparecieron en muchos trabajos literarios, siendo particularmente determinante Harry Potter y toda su serie, si bien no es ni la primera ni la última obra literaria que toca el tema de la brujería. H.P. Lovecraft escribió muchos cuentos sobre brujería, generalmente en el estilo clásico grotesco de bruja malvada y fea. También es malvada la Bruja Blanca en la serie literaria cristiana Las crónicas de Narnia, no obstante las brujas son buenas y heroínas valientes que luchan contra un gobierno opresor en la serie de libros La materia oscura que comienza con La brújula dorada. Tanto la serie de Harry Potter, como La brújula dorada y Las crónicas de Narnia han sido llevadas al cine.

La literatura juvenil actual se suele desmarcar de esta visión, más basada en La Celestina, para recrear otro bruja más agradable a la vista, pero igual de peligrosa. Varios dibujantes han representado a las brujas como mujeres jóvenes y dotadas de un enorme atractivo innato. Buenos ejemplos son las numerosas damas que tratan de hechizar, utilizar o contratar a Conan el Bárbaro o la deslumbrante y turgente Reina Bruja de Anubis, que trató de seducir y hechizar al Capitán Trueno y al final, siguiendo la línea de no mostrar a la bruja como un ser malvado, dio su vida por la de la reina Sigrid, para verlos juntos antes de morir.

Películas sobre brujas hay muchas, tanto como villanas en Brujas y Hocus Pocus, glamorosas como en Las Brujas de Eastwick, ó en calidad de heroinas en las versiones filmicas de Harry Potter y La Brújula Dorada. También se tocó el tema desde el punto de vista del teen-drama en Jóvenes Brujas, aunque la película hace una visión negativa de la Brujería, curiosamente la actriz Fairuza Balk, protagonista de la película se convirtió a la Wicca en la vida real tras filmar Jóvenes Brujas.

viernes, 28 de agosto de 2009

SENDA :: ANIVERSARIO :: HÉROES DEL SILENCIO :: ENRIQUE BUNBURY :: C.C. LA NOCHE :: LIMA :: PERÚ

Hoy, después de un febril año, SENDA prepara en el estudio los temas del repertorio de lo que será una noche de Aniversario inolvidable, cuyo único fin es otorgar un homenaje y reconocimiento a la mas importante y reputada banda de habla hispana de todos los tiempos, que llevó la profundidad de su música y nuestro idioma por los escenarios más prestigiosos de todo el mundo. Asimismo y por primera vez, SENDA interpretará canciones de Enrique Bunbury como solista, destacando su gran aporte a la música iberoamericana y saludando su próxima llegada a nuestro país.

...PORQUE LA LEYENDA NUNCA MORIRA ...Y EN NUESTROS CORAZONES ...INCESANTE ...LA LEYENDA CONTINUA !!!

SENDA - PRIMER ANIVERSARIO 2009

LUGAR : C.C. LA NOCHE - Av. Bolognesi 307 (Boulevard de Barranco).
FECHA : Sábado 12 de Setiembre del 2009.HORA : 11:00 p.m.
ENTRADA : 20.00 soles.
INFOMES EN : SENDA

S E N D A "La Mejor Banda Tributo a Héroes del Silencio"
Lima. PERU.

jueves, 27 de agosto de 2009

VAMPIRESA SANTA :: SARAH HELLEN :: PISCO :: PERU

Todo peruano sabe quién es Sarah Hellen, la vampiresa mas famosa del pais.

Existe un lugar en Sudamérica que tiene nombre de uno de los mejores licores: la ciudad de Pisco.

Allí llegó hace 110 años una bellísima mujer, muerta hacía meses, acompañada por su esposo. El señor, adelgazado y afligido por la muerte y los meses de sal, hizo un depósito de dinero a la autoridad del puerto antes de preguntar si podía y dónde enterrar a su esposa. Después de lo cual se dirigió al cementerio, a darle -por fin- sepultura a la navegante. Pisco, tierra de temblores, tembló esa mañana como tantas otras, trastabillaron los pocos que ayudaban al extranjero misterioso a enterrar a su mujer . Y el destino que perseguía a Sarah se reveló una vez más. Una mujer bellísima, pelirroja, pálida como la porcelana, fresca como dormida, asomó desde el ataúd y miró a los hombres desde sus verdes ojos muertos. Rabia, mar, miedo. Los hombres salieron corriendo, anunciando que había llegado a la ciudad la esposa de Drácula.

Cuentan que John Roberts, su esposo, la tuvo que enterrar con sus propias manos. Luego mandó a hacer una lápida sencilla que rezaba como un conjuro de protección contra la soledad y los apuros de la nostalgia Sarah Hellen, beloved wife. Al día siguiente, partió para no volver a ser visto jamás en el puerto perdido de la ciudad de Pisco, en el Perú.

Mr. Roberts, al igual que su esposa, era natural de Blackburn (Quemadura Negra), Inglaterra. Era el inicio del 1900 , y el catolicismo asolaba el continente. Sarah era distinguida por su belleza y cualidades en el silencio y la observación de las cosas más pequeñas, lo que la hizo conocedora de hierbas y raíces. Todo el pueblo se había beneficiado en algún momento de su ignorante sabiduría. Todos habían bebido algún té que los salvara de las urgencias estomacales, o habían olido alguna hierba que disipara, como por arte de magia, el dolor menstrual de las mujeres. Lo que no quedó registrado fue el detonante. En qué momento el pueblo, antes pacífico con la mujer, se giró en contra de ella con la ferocidad que sólo generan el fanatismo y la superioridad numérica. Fue acusada de bruja. Y muerta por linchamiento. Nada pudieron las súplicas desesperadas del esposo que la acompañara luego en su exilio en alta mar.

Pero Sarah, al ver la hipocresía de las víboras que ella misma había curado y que ahora la mordían a muerte, hizo un alto en su martirio. Y juró en voz alta:

Pueblo maldito, yo volveré un día en cien años, y no tendré paz hasta vengarme de cada uno de ustedes.

Esto fue demasiado. Indignados, pueblerinos y autoridades prohibieron a los familiares de la atrevida demoníaca enterrarla en ningún punto de Inglaterra. No era el fin del mundo, la enterrarían en Francia. Pero al llegar allá, se encontraron con un pueblo que los rechazaba terminantemente, que no permitiría a la hereje poner una sola tabla en esas tierras bendecidas por el señor. La fama de Sara los precedía. Y fue así como comenzó la travesía de la bruja muerta y su esposo en alta mar, Mar de Nadie, hacia cualquier lugar que les permitiera tener una sepultura cristiana.

España no la quiso, naturalmente. Tampoco Portugal. No tenía sentido seguir intentando en Europa. La noticia de la bella bruja vengativa había corrido por todo el territorio, había mutado en diferentes lenguas y ya todos los puertos estaban advertidos. Habría que cruzar el mar.

Sin embargo, en Venezuela no los aceptaron. Tampoco en las Guyanas o en Surinam, lugares tan remotos para John como para los mismos latinoamericanos. Ni siquiera en Brasil pudo enterrar a su solitaria esposa. Tampoco en Uruguay, ni en la vasta Argentina. Hubo que cruzar el mar imposible de Magallanes. Pero en Chile ya estaban advertidos, en donde le dijeron: lléve usted a su señora al Perú a ver si tiene suerte, total, esa es tierra de brujos.

Tierra de Brujos. Era verdad. Lo había oído alguna vez. Perú.

Llegó así al puerto de Pisco. Habría de desaparecer discretamente al atardecer del día siguiente. Nadie lo vio despedirse de esa mujer a la que había amado tanto que la había acompañado en la muerte hasta el fin del mundo, no fuera a sentirse sola o perderse por ahí. En la tarde gris ajustó su chalina, sintió soltarse las amarras y miró el horizonte helado, sin volver la cabeza atrás.

La que se quedó sentada a la orilla de la tumba de Sara Hellen, fue la leyenda de su osadía. No se sabe cómo, el pueblo de Pisco, perdido de la mano de Dios, se enteró de la oscura travesía de la hermosa extranjera muerta y de su esposo que, como alma en pena, la había acompañado a donde el Diablo perdió el poncho, como se dice por estas tierras, para enterrarla. También supieron de su amenaza de volver en cien años. Tal vez la historia corrió con los hombres que escaparon durante el temblor al ver el cuerpo inmaculado , el cabello de fuego saludando desde el féretro transoceánico.

El asunto es que Pisco nunca la olvidó, Nunca.

Pasaron cien años. Su historia se trastocó un poco. Se dijo que era la amante del Diablo. Que la habían visto deambulando a orillas de la carretera, con un vestido blanco. Que engañaba a los conductores. Que los hechizaba para dormirlos. Que la habían visto volando sobre el cementerio en las noches de luna para luego desaparecer en gases verdes. Y los hijos de los hijos de los pisqueños que vivieron el temblor que descubrió a Sara en el cementerio cien años antes, la esperaron sin chistar cien años después, estaca en mano, en la puerta de su tumba.

Todo el pueblo esperó a Sara Hellen resucitar esa noche en el cementerio. El gobierno de turno, corruptísimo y tirano, aprovechó inteligentemente el suceso y enviaron camiones de prensa al lugar de los hechos, creando una de las más grandes cortinas de humo de la historia. La vigilia por la Mujer del Diablo fue vista en el mundo entero. Todos los brujos del país y varios otros que viajaron de diversas partes realizaron ante los ojos alucinados del mundo sus danzas y rituales cargados de ajos y estampitas, escupiendo aguardientes en lenguas olvidadas, con el fin de mantener a nuestra dama encerrada dentro de su caja.

Curiosamente, pasó la noche y Sara Hellen no salió de su tumba. Los brujos confirmaron con ello la eficacia de sus rituales protectores contra las vampiresas. El pueblo, por primera vez, comenzó a olvidarla.

Pasaron diez años más.

Hace dos años. En esos días, un terremoto terrible azotó el Perú. Este no fue un temblor. Fue un gran terremoto de 8.1 grados de magnitud. Su epicentro fue en el mar, en las costas de Pisco. La ciudad entera se desplomó. Las antiguas construcciones de adobe, clásicas coloniales, crujieron y colapsaron. Muchísima gente murió. Incluso en el cementerio los muertos parecían morirse de nuevo, por que se rajaron todos los largos pabellones centenarios, dejando a los muertitos expuestos a la impúdica desnudez de la modernidad. Llegaron las cámaras para confirmar el desastre en el camposanto. Alguien ya corría con la noticia. Blanca, inmaculada, incólume. La tumba de la mujer vampiro, Sara Hellen, está intacta. La única que quedó intacta.

Y así, Sara ha vuelto al imaginario popular. Pero ya no se la ve cual jinetera ectoplásmica en periplos de carretera. Ni tampoco se la espera en la puerta de su última morada por si acaso se levante para agarrarla a garrotazos. Ahora hay pequeñas plaquitas que, discretas, la acompañan. Gracias Sarita, por el milagro concedido. Muchas Gracias Sara Hellen, por curar a mi hijito. O simplemente, Gracias, Sara. Para la gente del pueblo de Pisco, tierra de temblores y Licor, la pureza del sepulcro es suficiente prueba de que la mujer repudiada de los mares sea digna de confianza y veneración. Y qué mayor prueba de bondad de la santa sino la devoción de su esposo, que habiéndola podido dejar abandonada a los tiburones en las profundidades del mar de nadie, la trajo hasta el fin del mundo para que pudiera descansar. A un pueblo acostumbrado a los brujos y amante de las mujeres bonitas. Un pueblo gentil con los extranjeros que por pobre sabe ofrecer una segunda oportunidad.

A este paso, Sarah Hellen un día será la santa patrona de Pisco.Y tal vez la santa vampiresa los proteja de verdad, por ser el único pueblo que la supo amar.

miércoles, 26 de agosto de 2009

BERTHA PAPPENHEIM :: LOS DEMONIOS DE LA SOLEDAD

De la Histeria y La Injusticia

Bertha Pappenheim fue una de las mujeres más notables e ignoradas del siglo XIX. Atormentada por increíbles patologías, poseedora de un talento y una abnegada sensibilidad, ésta misteriosa Dama vivió y murió en medio de la más amarga tragedia: la de quién pasa por éste tenebroso mundo sin sentir jamás un gesto de ternura.

Los Demonios de la Soledad

Josef Breuer fue el primer médico en tratar su caso con cierto éxito. Recordemos que en aquellos años, los tratamientos contra la histeria eran verdaderas torturas: la morfina, el hidrato de cloral y el cloroformo eran habituales en el tratamiento. Charcot incluso hacía que sus pacientes ingirieran hierro y luego los colgaba del techo con arneses de metal. Éste era el ambiente que reinaba cuando Breuer emprendió el tratamiento de Bertha Pappenheim en Viena, en el año 1880.

La joven tenía veintiún años y sufría de diversos síntomas, todos ellos graves. Breuer la describió cómo: "de una inteligencia notable, que tenía una percepción asombrosamente rápida de las cosas y una intuición notable". Su enfermedad (o histeria, cómo se la llamaba en aquellos años, englobando con el término una enorme cantidad de diferentes patologías), se caracterizaba por síntomas físicos muy llamativos, estados de consciencia oscilantes y crisis nerviosas. Entre la miríada de síntomas físicos que la afectaban, presentaba parálisis parciales en las extremidades y en el cuello, lo que le impedía mover la cabeza y los brazos. Padecía de una tos nerviosa que provocaba ronquera y dificultades para hablar, junto con fuertes migrañas. Sufría pérdida del lenguaje, no podía hablar en alemán, su lengua materna; solía emitir sonidos incomprensibles en los que mezclaba otros cuatro idiomas. Durante cierto tiempo sólo pudo expresarse en inglés.

Padecía de alucinaciones espantosas, en las que veía serpientes negras, que no eran sino sus propios cabellos. En ocasiones describía unos ojos azules que brillaban junto a su lecho, y una voz que la atormentaba con crueles alusiones a su aspecto físico.

Fue tan extraordinario su aporte en el tratamiento, tan aguda su inteligencia, que Breuer la designó cómo la coautora del método catártico. Junto a sus cualidades literarias, mostraba una bondad sin límites. Incluso durante lo más crudo de su enfermedad, solía ayudar en hospitales, hospicios, confortando a pobres y abandonados.

Pero la verdadera tragedia de su vida fue la soledad. Desbordante de vitalidad intelectual, pasaba sus días entre las monótonas actividades de una familia puritana; que nada sabía de su vida interior, ni de sus anhelos, esperanzas e ilusiones. Ella es un claro ejemplo de la desigualdad sufrida por las mujeres. George Eliot, que era el seudónimo que usaba Mary Ann Evans, en la novela Daniel Deronda, capta la esencia de los tormentos de Bertha:

"...tú no eres una mujer, puedes intentarlo, pero nunca podrás imaginar lo que es tener la fuerza del genio de un hombre y, a pesar de ello, sufrir la esclavitud de ser una niña..."

Bertha Pappenheim debe ser vista cómo una persona absolutamente singular: inteligente hasta el punto de rozar la brillantez, creativa, imaginativa, y dueña de una voluntad poderosa.

Además de fundar hospicios para madres solteras, escribió poesía, obras teatrales, artículos periodísticos, y varios escritos polémicos. Vivió muchos años, pero nunca pudo recuperarse del todo. Jamás se casó ni tuvo relaciones íntimas con hombres. Sufrió indecibles horrores mientras las noches solitarias se encadenaban sin solución de continuidad.

No fue una mujer típica de su época, aunque probablemente no hubiese sido típica en ninguna época. Allá por 1911 escribió un poema que refleja claramente lo que pasaba por su alma torturada. La Oscuridad de sus letras es tenue, pero a la vez la considero cómo una mujer que merece ser leída, y una amiga de éste Reino.

El Amor no me alcanzó,
por eso vivo cómo las plantas,
en el sótano, sin Luz.

El Amor no me alcanzó.
Por eso sueno cómo un violín
con un arco roto.

El Amor no me alcanzó.
Por eso me sumerjo en el trabajo
y, castigada, vivo para mis deberes.

El Amor no me alcanzó.
Por eso me gusta pensar que La Muerte
tiene un rostro agradable.

Bertha Pappenheim.

sábado, 22 de agosto de 2009

UN LAMENTO EN EL AMANECER

La imagen de un amante que espera la llegada de su enamorada es tan perturbadora como fascinante. Hay algo horrible en la espera, en ese lento transitar de las horas, en esa ansiedad que se consume en fantasías de toda clase.

Siempre hay una última espera. Llegará el día en que esa persona que sentimos parte de nuestra vida ya no vendrá. En vano observaremos como se diluye el tiempo sin su presencia, como poco a poco nos iremos transformando en el espectro de lo que fuimos, o de lo que debíamos ser. Del otro lado: el Silencio. No hay señales. Ha muerto la esperanza, y con ella nosotros.

Supongo que alguno de ustedes habrá vivido esta sensación, esta espera que siempre concluye con la soledad. Parece que cuanto más amamos y más esperamos, la vida nos devuelve el desprecio más prosaico, esa indiferencia absoluta que lastima nuestro corazón con tanta crueldad que sólo nos deja fuerzas para anhelar el Vacío. Nos juramos entonces que jamás volveremos a sentir, que nadie tendrá el poder de desgarrarnos de este modo, que ya no seremos el capricho o el juguete del amor, que el destino bien puede arder en la podredumbre y el hedor de sus promesas ya que no cederemos.

Nosotros no. Ya no. Nunca más... ¿nunca más?

El porqué de la duda es demasiado sencillo. Los que hemos vivido la espera infructuosa de una dama, sentimos que todavía nos queda una tarea por delante. No lo hacemos por esta egoísta divinidad que parece gobernar el mundo, tampoco por las Musas, el Arte, la Esperanza o la Fortuna: Simplemente sobrevivimos porque quizás en algún sitio hay una mujer que, sin saberlo, sin conocernos, sin que sus sueños y fantasías tengan nuestro rostro, también espera por nosotros.

Para todos aquellos que sufren y esperan por amor. Para los que esperan a alguien en particular y para los otros, que soñamos con la llegada de alguien especial, les dedico este hermoso y triste poema de Wolfgang Goethe. Aquí, una dama realiza una promesa: volver a la habitación de su amado con las primeras luces del día; y él esperará toda la noche, sin perder las esperanzas, aun cuando la cálida habitación se convierta en una fría tumba.

Un Lamento en el Amanecer
Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)

Oh tú, cruel, mortalmente hermosa doncella,
Dime qué gran pecado he cometido
Para que me hayas atado, escondido,
Dime porqué has roto la solemne promesa.

Fue ayer, sí, ayer, cuando con ternura
Tocaste mi mano, y con dulce acento afirmaste:
Si, vendré, vendré cuando se acerque la mañana,
Envuelta en brumas a tu cuarto llegaré.

Sobre el crepúsculo esperé junto a la puerta sin llave,
Revisé con cuidadoso esmero todas las bisagras
Y me regocijé al comprobar que no gemían.

¡Qué noche de ansias expectantes!
Pues miré, y cada sonido fue esperanza;
Si por casualidad dormité unos breves instantes,
Mi corazón siempre se mantuvo despierto
Para arrancarme del sopor inquieto.

Si, bendecí la noche y al manto de tinieblas
Que con tanta dulzura cubría las cosas;
Disfruté del silencio universal
Mientras escuchaba en la penumbra,
Ya que hasta el mínimo rumor me parecía un signo.

Si ella tiene estos pensamientos, mis pensamientos,
Si ella tiene estos sentimientos, mis sentimientos,
No aguardará el arribo de la mañana
Y con seguridad vendrá hasta mí.

Un pequeño gato saltó en el suelo,
Atrapando a un ratón en un rincón,
Fue ese el único sonido en la habitación,
Jamás anhelé tanto escuchar unos pasos,
Jamás ansié tanto escuchar sus pasos.

Y allí permanecí, y permaneceré siempre,
Ya llegaba el resplandor del amanecer,
Y aquí y allí se oían los primeros movimientos.

¿Es ahí en la puerta? ¿En el umbral de mi puerta?
Acostado en la cama me apoyé sobre el codo,
Mirando fijo la puerta, apenas iluminada,
En caso de que en el silencio se abriera.

Las cortinas se alzaban y caían
En la quieta serenidad del cuarto.

Y el día gris brilló, y brillará siempre,
En la habitación contigua se oyó una puerta,
Como si alguien saliese a ganarse el sustento,
Oí el estrepitoso temblor de los pasos
Cuando las puertas de la ciudad fueron abiertas,
Escuché el alboroto en el mercado, en cada esquina;
Quemándome con la vida, el griterío y la confusión.

En la casa los sonidos iban y venían,
Arriba y abajo de las escaleras,
Las puertas chirriaban,
Se abrían y cerraban,
Y como si fuese algo normal, que todos vivimos,
De mi desgarrada esperanza no brotaron lágrimas.

Finalmente el sol, ese odiado esplendor,
Cayó sobre mis paredes, sobre mis ventanas,
Cubriéndolo todo, apresurándose en el jardín.

No hubo alivio para mi aliento, hirviente de anhelos,
Con la brisa fresca de la mañana,
Y, podría ser, aún sigo allí, esperándote:
Pero no puedo encontrarte bajo los árboles,
Ni en mi sombrío sepulcro en el bosque.

Johann Wolfgang Von Goethe

miércoles, 19 de agosto de 2009

FOTOGRAFIA POST MORTEM

La Fotografía de Difuntos fue una práctica muy extendida en el siglo XIX que básicamente, consistía en vestir a un cadáver recién difunto con sus ropas personales y participarlo de un último retrato grupal, con sus compañeros, familiares, amigos, o retratarlo individualmente. El motivo por el cual -en ese entonces- este tipo de imágenes no eran consideradas morbosas, puede deberse al ideal social que se gestara en la época del Romanticismo. En dicho período se tenía una visión nostálgica de los temas medievales, y se concebía la muerte con un aire mucho más sentimental, llegando algunos a verla como un privilegio.

La Fotografía de difuntos es una práctica que nace casi con la misma fotografía (un 19 de agosto, como hoy, de 1839) en París, Francia, pero luego se extiende rápidamente hacia otros países.

El hecho de fotografiar muertos tiene antecedentes pre-fotográficos en el Renacimiento, donde la técnica era el retrato por medio de la pintura en el llamado memento mori: otra técnica de la época medieval donde se concebía que el fin era inevitable y había que estar preparados.

Los difuntos, por otra parte, eran sujetos ideales para el retrato fotográfico, por los largos tiempos de exposición que requerían las técnicas del siglo XIX. En la toma de daguerrotipo la exposición seguía siendo tan larga que se construían soportes disimulados para sostener la cabeza y el resto de los miembros de la persona que posaba evitando así que ésta se moviera. Las fotografías de difuntos los muestran "cenando" en la misma mesa con sus familiares vivos, o bebés difuntos en sus carros junto a sus padres, en su regazo, o con sus juguetes; abuelos fallecidos con sus trajes elegantes sostenidos por su bastón. A veces, agregaban elementos icónicos -como por ejemplo una rosa con el tallo corto dada vuelta hacia abajo, para señalar la muerte de una persona joven, relojes de mano que mostraban la hora de la muerte, etc.

En el siglo XIX, era una práctica muy común, de hecho en un extracto de "El Nacional", un diario de 1861, se publicaba que el fotógrafo Francisco Rave y su socio José María Aguilar... "Retratan cadáveres a domicilio, a precios acomodados...". Este tipo de publicaciones era la forma en que habitualmente promocionaban sus servicios los fotógrafos en el siglo XIX.

Angelitos era la forma en que en el siglo XIX se conocía a las fotografías post mortem de niños, teniendo en cuenta la gran cantidad de estas por el alto indice de mortalidad infantil de dicha época, dado por los escasos recursos médicos en esos tiempos entre otras cosas. Una familia común sumaban entre 8 y 10 hijos de los cuales solían fallecer la mitad. Tomando en cuenta ese contexto, las fotografías del niño fallecido junto a sus padres y/o hermanos estaban comprensiblemente aceptadas. Según las creencias aqui en Latino América, los rituales religiosos en cuanto a los niños, decían que morían sin pecado original cuando eran bautizados y sin ningún otro pecado en vida, y por lo tanto iban directamente al cielo para convertirse en Angelitos, en cambio, los que no habían sido bautizados eran enterrados con los ojos abiertos para que pudiesen ver la gloria del señor, y, en parte, es de aquí que surge la aceptación de fotografiarlos con los ojos abiertos.

En 1848, Tomas Helsby ofrecía este tipo de retratos al igual que Bartola Luigi con su socio Aldanondo Antonio, que en 1856 instalaron su estudio especializandose en retratos post mortem. Daviette, de nacionalidad francesa, en conjunto con el profesor Furnier ofrecían aqui en Perú entre los años 1844-46, los servicios de fotografías de difuntos en la cual recalcaban con avisos en el diario local la posibilidad de inmortalizar al ser querido. En dichos avisos él mismo se anunciaba como "artista fotogénico" recien llegado de Paris, el cual, se encargaba de "retratar los difuntos como cuadros al oleo".

Actualmente esta práctica ha desaparecido, aunque en ciertas regiones se suele fotografiar a los niños recién nacidos fallecidos. Si bien no es el único género fotográfico que ha sufrido modificaciones sustanciales en el siglo XX (la fotografía de eventos sociales tiene un antes y un después con la aparición del fotoaficionado), la particularidad frente a la fotografía de difuntos es que la sensibilidad contemporánea es totalmente ajena a sus motivaciones y estas fotografías se han convertido en una práctica impensable con un ser querido.

Una de las teorías que tratan de explicar este fenómeno social argumenta se desarrolló en una época en que la fotografía no era habitual ni estaba popularizada como en el presente, de tal modo que mucha gente moría sin haber podido ser retratado en vida. De ahí que muchas familias desearan fotografiar "post mortem" a sus seres queridos para que todo el mundo supiera que esa persona había pertenecido a aquella familia. Después, a lo largo del siglo XX esta práctica se iría paulatinamente abandonando, gracias a la "democratización" de la fotografía; aunque sigue estando presente en ceremonias reales y velatorios de personajes públicos de la sociedad: artistas, políticos, etc. y, con una función diferente, en el ámbito forense.

lunes, 17 de agosto de 2009

LARVAS :: LOS ESPÍRITUS EFÍMEROS

Se llaman "Larvas" a aquellas entidades que los Nigromantes solían evocar. No eran demonios ni elementales, éstos eran más fáciles de convocar y de manejar. Para dominar a estas extrañas formas, era necesario colocarse en un estado excepcional que tiene algo del sueño y de la muerte.

Los grimorios describen a las Larvas como sustancias muertas o moribundas, las cuales pueden llegar a hablar pero sin razonar, como si fuesen reflejos de la mente del evocador. A finales del siglo XIX las Larvas adquirieron nuevos impulsos cuando los teósofos las compararon con ciertos espíritus hindúes. Pero en el imaginario medieval, muy lejano a las revoluciones de la mente oriental, las Larvas se asociaban naturalmente a los muertos.

La tradición medieval creía que el espíritu se disolvía lentamente, evaporándose como una nube de incienso y subiendo hacia las regiones celestes. Pero si el hombre había vivido en el crímen, el espíritu se negaba a abandonar el cadáver; buscaba los objetos de sus pasiones queriendo renovar la vida. Atormenta los sueños de sus familiares, vaga por territorios profanos, bañándose en los vapores de la sangre esparcida por los magos negros, y se arrastra por los sitios en donde disfrutó de los placeres de la vida. El Nigromante sabía todo ésto y lo aprovechaba. Se divertía ante la visión de un espectro que se consumía intentando crearse órganos para vivir. Pero las Larvas tenían una existencia limitada. Muy pronto la naturaleza les aspiraba y les absorbía. Los antiguos vicios se aparecían ante el fantasma, lo perseguían con figuras monstruosas, atacándolo, devorándolo lentamente.

Las Larvas en la antigüedad

Las Larvas también eran conocidas por los etruscos y los romanos. Las consideraban como espíritus malignos, fantasmas de los muertos que no habían encontrado descanso en la tumba; y que debían volver a recorrer el mundo durante las noches para expiar sus crímenes.

Una de las formas que adquiere su maldad es la de adherirse a los pasos de los hombres para arrastrarlos al crimen, aunque también se conformaban con atemorizarlos. Se los conocía también con el nombre de Lemures.

Desde la época de Rómulo se les ofrecían ciertos festivales llamados Lemurias, los días 11, 12 y 13 de mayo, durante las cuales no se celebraban bodas y los templos de las otras deidades estaban cerrados.

Durante estas celebraciones nocturnas se tocaban tambores, con la creencia de que las Larvas temían al ruido, y que al oírlo desaparecían; también se quemaban ciertas semillas en los cementerios, cuyo hedor los alejaba, mientras se pronunciaban determinadas letanías y conjuros.

domingo, 16 de agosto de 2009

MUERTO EN VIDA :: CATALEPSIA

"Intenté gritar y mis labios y mi lengua reseca se movieron convulsivamente, pero ninguna voz me salió de los cavernosos pulmones, que oprimidos como por el peso de una montaña, jadeaban y palpitaban con el corazón en cada inspiración, laboriosa y difícil. El movimiento de las mandíbulas en el esfuerzo por gritar, me mostró que estaban atadas, como se hace con los muertos. Sentí también que yacía sobre una materia dura, y algo parecido me apretaba los costados. Hasta entonces no me había atrevido a mover ningún miembro, pero al fin levanté con violencia mis brazos, que estaban estirados, con las muñecas cruzadas. Chocaron con una materia sólida, que se extendía sobre mi cuerpo a no mas de seis pulgadas de mi cara...""Ya no dudaba de que reposaba al fin, dentro de un ataúd..."

¿Te imaginas que te declaren muerto sin estarlo? ¿Qué sentirías si despertaras y te dieras cuenta de que estás dentro de una tumba?

Ojalá nunca presentaras la Catalepsia... Este fenómeno se define científicamente como el estado nervioso patológico en el que se suspenden las sensaciones y se inmoviliza el cuerpo en cualquier postura, por antinatural e incómoda que resulte. En ella, las personas mantienen el cuerpo en la posición en la cual son colocadas. Esta reacción se suele observar en casos severos de esquizofrenia catatónica, pero también puede ser inducida por el estrés o por cierto tipo de medicamentos.

Desgraciadamente muchas personas han sido confundidas con este tipo de padecimiento y al momento de despertar o más bien, de reaccionar, se dan cuenta que se encuentran sumidas en el mundo de la penumbra, donde la oscuridad es lo único visible, el silencio llora y el aire se termina.

En esta pagina voy a compartirles un caso especial, que mes gustaría que leyeran porque resulta muy interesante y angustioso.

A comienzos de septiembre de este año 2007, un venezolano de nombre Carlos Camejo, de 33 años, sufrió un aparatoso accidente. En el mismo lugar de los hechos, los médicos anunciaron su deceso. 18 horas después regresó de la muerte. Y es que un día después del accidente, a las 12 del mediodía, los galenos encargados de realizarle la autopsia descubrieron que Camejo estaba vivo. Según el informe de medicina legal, los médicos estaban listos para comenzar la autopsia. Cuando preparaban la primera incisión, "notaron que una herida en mi cara sangraba demasiado", relata el joven tras vivir un episodio de catalepsia que por poco le cuesta la vida. "Me suturaron sin anestesia -agrega-. En ese momento, el dolor me despertó y regresé de la muerte".

Carlos había salido a trabajar, como todos los días, en su moto. Unos minutos después recogió a su amigo de nombre Alexander. Desgraciadamente, una camioneta venía muy rápido y al momento en que el motociclista intentó esquivarla, colisionó. El joven quedó tendido e inmóvil en el pavimento. Su compañero, Alexander, sobrevivió al impacto. Se fracturó la rótula de la pierna derecha, pero no perdió el conocimiento. Una decena de ambulancias acudió al lugar. Los paramédicos hicieron su trabajo. Después de revisar los signos vitales determinaron la muerte del conductor de la motocicleta. "Vi cuando un guardia de seguridad hurtó todas las pertenencias de Carlos", contó Alexander. Tras una llamada de la Policía, Tamara Rolón, esposa de la víctima, se desplazó hasta el lugar de la tragedia para identificar el cuerpo de su esposo. Durante dos horas, la Policía realizó la diligencia del levantamiento y trasladó el cuerpo del joven a la morgue.

El 6 de septiembre, a mediodía, Carlos Camejo ingresó a la sede de medicina legal con el certificado de defunción número 5.486. El documento, firmado por un paramédico de Protección Civil de Aragua, ratificaba la muerte del joven tras una colisión en el kilómetro 63 de la autopista regional del centro. Al día siguiente algo extraño sucedió. Mientras Tamara adelantaba las diligencias para sepultar el cuerpo del padre de sus dos hijos, recibió una llamada: '¡su esposo está vivo!', le dijeron. En efecto, después del impacto Carlos sufrió un episodio de catalepsia y lo dieron por muerto. "Mi hermano Miguel Ángel estuvo durante la autopsia. Me cuenta que los médicos estaban listos para abrirme. Sin embargo, primero decidieron analizar un corte que tenía en la cara y suturarlo. Me cosieron sin anestesía y eso me salvó la vida. El insoportable dolor hizo que me despertara", indicó la víctima. A pesar de haber sido suturado en el rostro, Carlos no presenta mayores evidencias físicas del choque. 14 días después de haber regresado de la muerte prepara una demanda contra los paramédicos que lo atendieron. "Los demandaré por el error que casi me cuesta la vida y por hurto. Aprovecharon para robarme descaradamente 600 mil bolívares que llevaba en el bolsillo.

Espero que les haya gustado este relato, pues es en este tipo de casos donde uno se pregunta qué tan delgado es el límite que separa la vida de la muerte, y es extraordinario sin duda alguna que se presenten estos fenómenos.
T
El siguiente vídeo no es apto para sensibles, personas con un mínimo de escrúpulos o hipertensas... Pero como esta pagina es mia y procuro mostrar lo bueno...

Sucede en Brasil, aquí no existe la Catalepsia, son "culturas" indígenas, sin extinguir aún, esas que a veces dicen, son tan enriquecedoras...

...Y TU QUE CREES?
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...