martes, 10 de noviembre de 2009

ABEL :: CAIN :: SET

Es conocida la historia de Caín y Abel: por envidia, un hermano mata al otro, al ser rechazada por Dios su ofrenda. En el Sagrado Corán (5:27-32) se narra esta historia sin nombrar a los protagonistas, pero la tradición islámica los llama Qabil y Habil.[1] La interpretación literal queda explítica en el mismo Libro: tomar la vida de un inocente es un crimen tan serio como causar la muerte de toda la humanidad, y salvar la vida de una sola persona es tan meritorio como hacerlo por todos los hombres. Otro de los hijos de Adán, Set (con él sea la paz), completa una situación cuyo simbolismo presentare brevemente.

Caín, Abel Y Set

La ofrenda de Caín es rechazada porque su intención es egoísta, y actúa con avaricia y por envidia. Alardea con arrogancia, presumiendo que su condición de primogénito le otorga automáticamente la aceptación y el favor divinos.

Abel, por el contrario, hace su ofrenda con amor y por eso le es aceptada: "Por cierto que Allah acepta [el sacrificio] de los rectos" (5:27).[2]

Set es quien hereda los conocimientos más profundos de su padre Adán y su categoría de "Prueba de Allah sobre la Tierra", que está ejercida en toda época.

Abel es un alma ingenua, ejemplo del hombre que hace el bien espontáneamente. Se halla en la "fitrah" (condición primordial humana, en la cual sus cualidades existen en potencia) y mantiene una conducta moral primaria, pero no ha desarrollado un conocimiento metafísico. Sin embargo, no es éticamente ignorante: como leemos en el Sagrado Corán, él sabe que Caín actúa bajamente, y condena su accionar, advirtiéndole las consecuencias nefastas de su proceder. Pero se desentiende de la conducta de su hermano, no le enseña con el ejemplo, resistiéndose; no reacciona dándole lo justo, que sería "impedirle oprimir al opresor", como indica Muhammad (BPDyC). Y ésta no es la conducta de los profetas (con todos ellos sea la paz). Un profeta predica porque le interesa la felicidad del otro. Así, Abel asume su papel de oprimido, representando a los "Abeles" pasivos de todas las épocas que siguen las leyes morales y son víctimas de los poderosos injustos.

Caín tiene inteligencia, desarrolló su capacidad, aparenta ser sabio. Pero es el arquetipo del individuo que pretende dominar a los más débiles en las sociedades. Es el gobernante o el sacerdote o el gremialista o el simple padre de familia que abusa de su ascendiente; la experienia diaria demuestra que es el tipo de persona que predomina en la tierra. Su falla moral lo conduce a oprimir y a utilizar al resto de los hombres. Ni siquiera es imprescindible que tenga poder fácticamente: si no lo tuviera pero pudiese acceder a él, también oprimiría. De no existir esta categoría de personas, si no existiera Caín, no habría prueba.

Set es el modelo del sabio, perseguido como lo fueron los demás profetas . Debe callar y ocultarse para su protección, pues está amenazado de muerte por Caín, real o virtualmente. Su simbolismo es el de representar la autoridad espiritual. Apenas tiene seguidores, porque en la sociedad la mayoría de los hombres es vil (káfir) o negligente (gáfil).
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La importancia de Set

Los hombres no podrían guiarse si Allah no los guiara. Ibrahím reconoce en el Sagrado Corán: "Si mi Señor no me guiara, sería sin duda de los extraviados". (6:77)

La Guía que envió Allah consiste en dos cosas importantes: La Revelación -personificada en el profeta que la transmite- y "los que poseen autoridad entre vosotros", como los denomina el Sagrado Corán (en 4:59, o en 4:83). Cada profeta -en este caso Adán- tiene sucesores o albaceas -como Set- que mantienen vivo su mensaje; y que suelen ocultarse porque son acosados, practicando el secreto (en árabe "taqíah").

Pueden ejemplificarse con el sol y la luna: la fuerte luz del Sol, que ilumina a todos y que permite el crecimiento, representa a cada uno de los profetas que han enseñado a los demás hombres lo que les fue transmitido por Allah. Y la tenue y sutil luz de la luna -que es reflejo de la luz del sol- representa a los que tienen autoridad espiritual entre nosotros, y cuya enseñanza es, a su vez, transmisión de la enseñanza de los profetas, a la cual no contradicen en absoluto, por ser su "reflejo". En este sentido, así como los profetas asumen el Nombre de Allah "El Manifiesto" (az-záhir), los que ejercen la autoridad espiritual auténtica (después de la desaparición de los profetas), reflejan el Nombre "El Oculto" (al-Bátin). Y Allah sabe más.

La persecución

El que exista la persecución es un necesidad metafísica, desde Set hasta hoy día. Es perseguida la verdad, y todo aquello que Caín no quiere que se establezca. Siempre hay un pueblo perseguido y difamado por ser el exponente del Mensaje verdadero. Lo fueron los hebreos en Egipto, después los primeros cristianos, luego los unitaristas (que no aceptaban la Trinidad), hoy fácticamente los palestinos o los libaneses, pero doctrinariamente todos los musulmanes.

La clave de la persecución es el Mensaje revelado. Las personas están en función del mensaje verdadero. En cuanto Caín logra su objetivo de adulterarlo, ese pueblo pasa de perseguido a persecutor. Esto ocurrió por ejemplo con la casta de sumos sacerdotes que persiguió a Jesús, siendo que ellos habían sido designados en su momento por otro profeta, Moisés, y a su vez habían sido perseguidos. Pero cuando deformaron el Mensaje debido a intereses secundarios, comenzaron a perseguir a los que mantenían la pureza original de la enseñanza.

Naturalmente, existen también persecuciones que nada tienen que ver con un mensaje o una enseñanza, sino que se producen entre "cainitas" (como las luchas entre narcotraficantes); y también persecuciones en las que la víctima es inocente (un "Abel"), pero no es perseguida por defender la verdad en alguna de sus manifestaciones, sino por cualquier otro motivo (como en el caso de un genocidio o matanza indiscriminada). Obviamente, esto no justifica dicha persecución.

Otra interpretación

Por otro lado, podemos identificar estas tres potencias dentro de cada ser humano: Abel es el alma ingenua, o la "fitrah" con escaso trabajo intelectual, el reservorio de las posibilidades a desarrollar. Caín, el "alma que ordena el mal" (12:53), que intenta aniquilar a la pura; el ego que escucha a Satanás[3]. Set, el intelecto no separado del espíritu, (`aql), que también está combatido por el alma inferior, por las pasiones que intentan ganar espacio en el ser humano a su costa. Entre estas dos últimas potencias -el intelecto o espíritu por un lado, y el ego o alma inferior por el otro- es que se libra el combate espiritual (yihád), la mayor "guerra santa" del Islam, que consiste en la lucha contra las propias bajezas.


Una tercera lectura

Puede analizarse la cuestión a la luz de los acontecimientos anunciados por los hadices para el fin de los tiempos. En este contexto interpretativo, Caín está personificado en el Dayyal o Falso Mesías, también conocido como Anticristo, en las fuerzas que le obedecen y en las que preparan su camino. Abel representa a todas aquellas personas rectas que padecerán al Anticristo, y acaso personificadas en aquel justo que -según las tradiciones- será asesinado por el Anticristo en público y luego resucitado, para alardear de su poder. Finalmente, Set está personificado en la persona del Mahdí, el Restaurador de la justicia y del conocimiento, "que llenará la tierra de justicia así como antes estuvo repleta de injusticia y maldad".

SÍNTESIS

Este es otro ejemplo de la cantidad de planos de interpretación -todos ellos paralelos, simultáneos y no contradictorios- latentes en el Libro de Allah. Son posibles más lecturas de esta misma historia. (Dijo el Mensajero de Allah, BPDyC, "El Sagrado Corán tiene exterior e interior, y su interior tiene [otro] interior, hasta siete interioridades".) Dado que la constitución y necesidades esenciales del ser humano no se han modificado, este tipo de relato -como toda otra enseñanza de origen sagrado- tiene validez en todo grupo cultural y cualquier época.

En resumen, Adán -el hombre primordial- aúna los tres aspectos nombrados, y de él derivan. La parte espiritual la hereda Set, la mundana la hereda Caín, y la sencilla e inocente, justa, cercana a la "fitrah" sin desarrollo, Abel. Los hermanos simbolizan tres fuerzas de la historia humana: los Abeles, que -aun pudiendo- nunca oprimirían; los Caínes, que oprimen con el mucho o poco poder del que dispongan; y los Set, los sabios. Pueden hallarse correspondencias con tres aspectos presentes dentro de un mismo individuo: la tendencia a hacer espontáneamente un bien, la tendencia a actuar con egoísmo, y el esfuerzo por encontrar sentido a la existencia.

Notas:

[1] Habil significa hálito o nadería, acaso por la brevedad de su vida. El significado de Qabil no es claro.

[2] Se acepta, en general, que Caín era labrador y presentó frutos, y que Abel era pastor de ovejas y ofreció sus mejores animales. Así consta en el Génesis 4:2-4. Sin embargo, existen tradiciones en las que Caín presenta rebaño (una ofrenda de alta categoría) y Abel frutos (que son de una categoría menor). "Pero resulta más coherente que Abel ofrezca animales para indicar su condición de pastor, como fue la práctica de los Profetas. Además, teniendo en cuenta que el sacrificio animal es una práctica consagrada por la tradición abrahámica, grata al Señor, es más lógico que la ofrenda de Abel fuese más acepta, por lo más importante de la intención, la cual debe equivaler al acto." (carta del imam Mahmud Husain al autor de este artículo, fechada en Buenos Aires el 16 de julio de 1996).

[3] Debe recordarse que en el Sagrado Corán (5:31) Caín se arrepiente explícitamente, al enviarle Dios un cuervo que escarbó la tierra para mostrarle cómo esconder el cadáver de su hermano. El cuervo simbolizaría aquí "el alma que se reprocha a sí misma" (SC 75:2), la conciencia de culpa. En la Biblia, el arrepentimiento de Caín podría derivarse de Génesis 4:13, "mi culpa [o iniquidad] es demasiado grande para soportarla". Y es doctrina firme del Islam que en el arrepentimiento sincero está ya implícito el perdón divino. Dijo el Profeta Muhammad (BPD y C): "El que se arrepiente de su falta es como si nunca la hubiera cometido". (Véase sobre el tema, del Imam Mahmud Husain, "El arrepentimiento y el perdón divino", Ediciones Luz de la Guía, Buenos Aires, 1995)

1 Comentario:

Jazmine Dguez. [bajo el pseudónimo de Lilith†La†Enemiga†d†Eva] dijo...

Hola...!! quiero felicitarte por tu blog, ya que está muy bien documentado. Y vengo siguiéndote desde los míos desde hace algún tiempo.

Un abrazo desde México,

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