jueves, 27 de agosto de 2009

VAMPIRESA SANTA :: SARAH HELLEN :: PISCO :: PERU

Todo peruano sabe quién es Sarah Hellen, la vampiresa mas famosa del pais.

Existe un lugar en Sudamérica que tiene nombre de uno de los mejores licores: la ciudad de Pisco.

Allí llegó hace 110 años una bellísima mujer, muerta hacía meses, acompañada por su esposo. El señor, adelgazado y afligido por la muerte y los meses de sal, hizo un depósito de dinero a la autoridad del puerto antes de preguntar si podía y dónde enterrar a su esposa. Después de lo cual se dirigió al cementerio, a darle -por fin- sepultura a la navegante. Pisco, tierra de temblores, tembló esa mañana como tantas otras, trastabillaron los pocos que ayudaban al extranjero misterioso a enterrar a su mujer . Y el destino que perseguía a Sarah se reveló una vez más. Una mujer bellísima, pelirroja, pálida como la porcelana, fresca como dormida, asomó desde el ataúd y miró a los hombres desde sus verdes ojos muertos. Rabia, mar, miedo. Los hombres salieron corriendo, anunciando que había llegado a la ciudad la esposa de Drácula.

Cuentan que John Roberts, su esposo, la tuvo que enterrar con sus propias manos. Luego mandó a hacer una lápida sencilla que rezaba como un conjuro de protección contra la soledad y los apuros de la nostalgia Sarah Hellen, beloved wife. Al día siguiente, partió para no volver a ser visto jamás en el puerto perdido de la ciudad de Pisco, en el Perú.

Mr. Roberts, al igual que su esposa, era natural de Blackburn (Quemadura Negra), Inglaterra. Era el inicio del 1900 , y el catolicismo asolaba el continente. Sarah era distinguida por su belleza y cualidades en el silencio y la observación de las cosas más pequeñas, lo que la hizo conocedora de hierbas y raíces. Todo el pueblo se había beneficiado en algún momento de su ignorante sabiduría. Todos habían bebido algún té que los salvara de las urgencias estomacales, o habían olido alguna hierba que disipara, como por arte de magia, el dolor menstrual de las mujeres. Lo que no quedó registrado fue el detonante. En qué momento el pueblo, antes pacífico con la mujer, se giró en contra de ella con la ferocidad que sólo generan el fanatismo y la superioridad numérica. Fue acusada de bruja. Y muerta por linchamiento. Nada pudieron las súplicas desesperadas del esposo que la acompañara luego en su exilio en alta mar.

Pero Sarah, al ver la hipocresía de las víboras que ella misma había curado y que ahora la mordían a muerte, hizo un alto en su martirio. Y juró en voz alta:

Pueblo maldito, yo volveré un día en cien años, y no tendré paz hasta vengarme de cada uno de ustedes.

Esto fue demasiado. Indignados, pueblerinos y autoridades prohibieron a los familiares de la atrevida demoníaca enterrarla en ningún punto de Inglaterra. No era el fin del mundo, la enterrarían en Francia. Pero al llegar allá, se encontraron con un pueblo que los rechazaba terminantemente, que no permitiría a la hereje poner una sola tabla en esas tierras bendecidas por el señor. La fama de Sara los precedía. Y fue así como comenzó la travesía de la bruja muerta y su esposo en alta mar, Mar de Nadie, hacia cualquier lugar que les permitiera tener una sepultura cristiana.

España no la quiso, naturalmente. Tampoco Portugal. No tenía sentido seguir intentando en Europa. La noticia de la bella bruja vengativa había corrido por todo el territorio, había mutado en diferentes lenguas y ya todos los puertos estaban advertidos. Habría que cruzar el mar.

Sin embargo, en Venezuela no los aceptaron. Tampoco en las Guyanas o en Surinam, lugares tan remotos para John como para los mismos latinoamericanos. Ni siquiera en Brasil pudo enterrar a su solitaria esposa. Tampoco en Uruguay, ni en la vasta Argentina. Hubo que cruzar el mar imposible de Magallanes. Pero en Chile ya estaban advertidos, en donde le dijeron: lléve usted a su señora al Perú a ver si tiene suerte, total, esa es tierra de brujos.

Tierra de Brujos. Era verdad. Lo había oído alguna vez. Perú.

Llegó así al puerto de Pisco. Habría de desaparecer discretamente al atardecer del día siguiente. Nadie lo vio despedirse de esa mujer a la que había amado tanto que la había acompañado en la muerte hasta el fin del mundo, no fuera a sentirse sola o perderse por ahí. En la tarde gris ajustó su chalina, sintió soltarse las amarras y miró el horizonte helado, sin volver la cabeza atrás.

La que se quedó sentada a la orilla de la tumba de Sara Hellen, fue la leyenda de su osadía. No se sabe cómo, el pueblo de Pisco, perdido de la mano de Dios, se enteró de la oscura travesía de la hermosa extranjera muerta y de su esposo que, como alma en pena, la había acompañado a donde el Diablo perdió el poncho, como se dice por estas tierras, para enterrarla. También supieron de su amenaza de volver en cien años. Tal vez la historia corrió con los hombres que escaparon durante el temblor al ver el cuerpo inmaculado , el cabello de fuego saludando desde el féretro transoceánico.

El asunto es que Pisco nunca la olvidó, Nunca.

Pasaron cien años. Su historia se trastocó un poco. Se dijo que era la amante del Diablo. Que la habían visto deambulando a orillas de la carretera, con un vestido blanco. Que engañaba a los conductores. Que los hechizaba para dormirlos. Que la habían visto volando sobre el cementerio en las noches de luna para luego desaparecer en gases verdes. Y los hijos de los hijos de los pisqueños que vivieron el temblor que descubrió a Sara en el cementerio cien años antes, la esperaron sin chistar cien años después, estaca en mano, en la puerta de su tumba.

Todo el pueblo esperó a Sara Hellen resucitar esa noche en el cementerio. El gobierno de turno, corruptísimo y tirano, aprovechó inteligentemente el suceso y enviaron camiones de prensa al lugar de los hechos, creando una de las más grandes cortinas de humo de la historia. La vigilia por la Mujer del Diablo fue vista en el mundo entero. Todos los brujos del país y varios otros que viajaron de diversas partes realizaron ante los ojos alucinados del mundo sus danzas y rituales cargados de ajos y estampitas, escupiendo aguardientes en lenguas olvidadas, con el fin de mantener a nuestra dama encerrada dentro de su caja.

Curiosamente, pasó la noche y Sara Hellen no salió de su tumba. Los brujos confirmaron con ello la eficacia de sus rituales protectores contra las vampiresas. El pueblo, por primera vez, comenzó a olvidarla.

Pasaron diez años más.

Hace dos años. En esos días, un terremoto terrible azotó el Perú. Este no fue un temblor. Fue un gran terremoto de 8.1 grados de magnitud. Su epicentro fue en el mar, en las costas de Pisco. La ciudad entera se desplomó. Las antiguas construcciones de adobe, clásicas coloniales, crujieron y colapsaron. Muchísima gente murió. Incluso en el cementerio los muertos parecían morirse de nuevo, por que se rajaron todos los largos pabellones centenarios, dejando a los muertitos expuestos a la impúdica desnudez de la modernidad. Llegaron las cámaras para confirmar el desastre en el camposanto. Alguien ya corría con la noticia. Blanca, inmaculada, incólume. La tumba de la mujer vampiro, Sara Hellen, está intacta. La única que quedó intacta.

Y así, Sara ha vuelto al imaginario popular. Pero ya no se la ve cual jinetera ectoplásmica en periplos de carretera. Ni tampoco se la espera en la puerta de su última morada por si acaso se levante para agarrarla a garrotazos. Ahora hay pequeñas plaquitas que, discretas, la acompañan. Gracias Sarita, por el milagro concedido. Muchas Gracias Sara Hellen, por curar a mi hijito. O simplemente, Gracias, Sara. Para la gente del pueblo de Pisco, tierra de temblores y Licor, la pureza del sepulcro es suficiente prueba de que la mujer repudiada de los mares sea digna de confianza y veneración. Y qué mayor prueba de bondad de la santa sino la devoción de su esposo, que habiéndola podido dejar abandonada a los tiburones en las profundidades del mar de nadie, la trajo hasta el fin del mundo para que pudiera descansar. A un pueblo acostumbrado a los brujos y amante de las mujeres bonitas. Un pueblo gentil con los extranjeros que por pobre sabe ofrecer una segunda oportunidad.

A este paso, Sarah Hellen un día será la santa patrona de Pisco.Y tal vez la santa vampiresa los proteja de verdad, por ser el único pueblo que la supo amar.

13 comentarios:

  1. ¡felicitaciones! Muy buena información sin duda Perú es un pais impresionante lleno de magia.
    atentamente. Andrea de Pisco

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  2. PERÚ PAIS ENIGMATICO QUE ESPERO CONOCERLO MUY PRONTO! UN BESO ENORME DESDE MADRID ...ESPERO CONOCERTE PRONTO MI AMOR.

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  3. Seria bueno y justo que sus familiares vengan a Peru y agradezcan al pueblo de Pisco.
    Los malditos politicos de turno que se aprovecharon y armaron tremendo psicosocial merecen todas las maldiciones.
    R.I.P. Sarah Helen

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  4. aunque sea una santa para los pisqueños ella va a volver en 100 años mas se los juro.

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  5. buenisima la informacion de veras quisiera informacion de pisco(tierra de brujos) porfis gracias

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  6. Muy buena información...... Hace poko vi x casualidad parte de una peli k tratava de unas brujas i una de ellas era sara.. I recordé a sara helen i kise buscar información i me encontré con esta información k no la sabia.. Apesar de k mi tierra natal es solo a 30 minutos de piscoo... Super..!! Tengo k ir a visitar la tumba de sara..!!!

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  7. mi bella sarah ... siempre me encanto la misteriosa vida de aquella hermosa mujer. espero estar muy pronto en pisco la hermosa tierra de mis abuelos y visitar la tumba de la hermosa mujer vampira

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  8. Una mui bonita historia ojala y puda ir a ver a sara hellen

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  9. muy pronto llegara el dia no es necesario 100 años

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  10. la berdad me gustaria conocerla? . y me gustaria q resucite.
    com mucho orgullo soy peruano y creo no temerle a nada,pero soy una persona pacifica.

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  11. Si muy buena historia

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  12. El corazon de peru es grande y el reino de Dios se establecera en peru por la misericorfia de Dios el rey todo poderoso el dueño del mundo EL ELOHIM

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